lunes, 30 de julio de 2007

Vacaciones en Madeira.

He de comenzar pidiendo disculpas a mis lectores por la injustificable demora en publicar nuevos relatos de mis aventuras. Pero he de alegar en mi favor que, tras navegar arriba y abajo durante los últimos meses, en busca siempre de ese golpe de suerte que recomponga el aciago estado de mis alcancias y dé tranquilidad a mis deudores - a los que el diablo arrastre pronto a su presencia- (lo que, como imaginarán vuesas mercedes, no he logrado conseguir), he decidido tomarme unas merecidas vacaciones. Y que mejor lugar que aquel donde el Guild Libertad, al que tengo el orgullo de pertenecer, ha ubicado su Cuartel General, ese paraiso sobre la tierra que son las Islas de Madeira.


Pero no crean que todo ha sido descanso y balancear de hamaca durante mi estancia en las islas. Mi espíritu inquieto, azuzado por la preparación de mis próximas aventuras, me ha impulsado en pos de la verdadera destreza, a fin de lograr ser un digno representante de las artes de combate que han dominado Europa durante los últimos siglos y que espero que mi acero sepa demostrar a los que osen desafiarlo. Tal es así que gran parte de mi tiempo en Madeira, lo he destinado a entrenar con mi sable hasta desgastar su filo incontables veces, para beneficio del herrero y nueva merma de mis caudales.

A este respecto, debo recomendar a aquellos que estén interesados de un modo serio en el tema, la lectura de este librillo que encontré casualmente en mis devaneos sobre el tema, y que acerca, de un modo asequible para aquellos no muy versados en la filosofía de las armas, (y que no sean capaces de leer el original del siglo XVII, entre los que me encuentro), la obra y enseñanzas de D. Luis Pacheco de Narváez sobre la verdadera destreza española.



En otro orden de cosas, también he de relataros las modificaciones que en estos días efectué a mi mercante, Astarté, con el que, con mayor cabida en sus bodegas y más gracil silueta, he desarrollado diversas misiones comerciales no exentas de riesgos y aventuras. Pero esas historias las contaré en otro momento, ya que, como ya saben vuesas mercedes, un servidor de ustedes se encuentra de vacaciones...

jueves, 5 de julio de 2007

Voyage Century VS Pirates of the Caribbean 3

Permitanme vuesas mercedes que interrumpa por esta vez el relato que, en forma más o menos cronológica, les vengo ofreciendo de mis andanzas, para presentaros, en rigurosa primicia, el primer documento existente, único en reproducir, en movimiento y con todo lujo de detalles, algunas de estas correrías protagonizadas por este servidor de Vds.

Como seguro reconocerán, por sus gráciles líneas y tremenda potencia de ataque, la fragata protagonista de este relato es la simpar "Belle Marie", a la que ya presenté oficialmente en mi último post.

Solo añadir que el motivo de que los textos estén en una lengua bárbara responde a que he presentado este video a otro reto convocado por el equipo del Voyage Century Online que lleva el curioso nombre de "VoyageCentury VS Pirates of the Caribbean 3", y sabido es que la lengua predominante por aquellos lares no es precisamente el castellano...

Espero que vuesas mercedes disfruten del video, y mucha suerte al resto de participantes en el desafío, aunque como comprobarán tras verlo, lo tienen muy dificil... ;-D

domingo, 24 de junio de 2007

Belle Marie

Tras el largo periodo pasado combatiendo a los malvados piratas del Cabo de Buena Esperanza, quiso el destino que me sonriera la Diosa Fortuna y obtuviera unas rentas extraordinarias a causa de una imprevista donación, procedente de la mención honorifica obtenida por esta misma bitácora en el concurso convocado hace ya algún tiempo en la página oficial del Voyage Century Online. En este, aunque no obtuve voto alguno - quiero pensar que por la dificultad para los posibles votantes de haber escrito en castellano, y no en la lengua de la pérfida Albion, predominante en estas aguas... - fuí premiado por la valentía propia de haber recogido el guante de tamaño desafío, y por haber publicitado con mi modesta contribución a lo largo y ancho de la red de redes el juego que patrocinan.


La obtención de estos ingresos inesperados me impulsó a emprender un viejo proyecto al que mi aventurero espíritu me empujaba desde hace ya algún tiempo: la compra de un buque de guerra, que permitera ampliar el alcance de mis correrías por estos azarosos mares plagados de enemigos.


No detallaré en demasía los percances y tribulaciones sufridos desde la compra de mi nueva embarcación, en Lisboa, hasta su remodelación, por dos veces, en los astilleros de Argel, para convertirlo en la preciosa fragata que surca ahora el mar Mediterraneo. Solo ahora, cuando mis pies se asientan sobre su cubierta, seguros en cada ceñida, y mis oidos se recrean con el silbar del viento entre sus cabos y velas, puedo sentirme satisfecho del esfuerzo realizado y de las semanas que, vacias sus bodegas e inmovilizada su gracil figura en el varadero de Argel, me dediqué afanosamente a la obtención de las maderas y materiales requeridos para su construcción.


Ahora, cuando mis enemigos avistan con temor su silueta en el horizonte, y aprietan sus dientes rechinándolos al escuchar el atronador sonido de sus cañones apuntando a sus navios, me siento orgulloso de cada astilla de madera y esquirla de metal de las que conforman su casco, y mi corazón estalla de gozo en mi pecho cuando les escucho gritar desde sus impías cofas, aterrorizados, su nombre: Belle Marie!



sábado, 9 de junio de 2007

La vuelta a casa.

Y por fin, la linea del horizonte se transformó ante nosotros hasta dibujarse nitidamente la añorada silueta de la costa española.

El regreso a la patria fue del todo triunfal. El viaje a las Indias me consagró oficialmente como descubridor, y la experiencia lograda me permitió adquirir el noble rango de Caballero del Reino de España. Y digo bien adquirir, ya que a cambio de lograr los susodichos honores hube de abonar una considerable cantidad de piezas de plata para mayor gloria de Nuestro Soberano, y en mayor detrimento y merma de mis ya escasas rentas, con lo que pasé a engrosar las filas de esa hidalguía nacional, cuyo genio y figura es inversamente proporcional al contenido de sus vacías arcas. (¡¡¡hasta tal punto es real este juego, voto a brios!!!)


Y como la necesidad agudiza el ingenio, esta nueva situación me hizo recordar el rico comercio que proveniente del Cabo de Buena Esperanza cruza por la cercana costa africana. Y la tan grande necesidad que tienen en estas costas de ser protegidos de los piratas que con esa misma procedencia asolan sus pueblos y ciudades. Y que algún alma entregada a las justas causas tendrá que decomisar las mercancías que esos perros del mar llevan en sus sucios barcos... para que no se aprovechen de las ganacias que obtendrían con su comercio, claro está.

Y todo eso, sin tener en cuenta el excelente precio que alcanzan el cafe, las especias, y la cerveza del Cabo de Buena Esperanza en la cercana ciudad de Dakar. Que casualmente esta justo en el centro de la cercana costa africana...

domingo, 3 de junio de 2007

Expedición a las Indias 4: Bombay.

La última etapa de este asombroso viaje, que desde hace unas semanas me afano en relatar a tan escogidos lectores, nos llevó por fin a tocar tierra en uno de los principales puertos de la lejana India, en la ciudad de Bombay. Tambien conocida como Mumbay, su nombre deriva de la poderosa Diosa local Mumba Devi, en cuyo honor se yergue un templo de indescriptible belleza en pleno centro de la urbe, cuya visión sorprende y maravilla por igual a aquellos ojos occidentales que alcanzan la dicha de su contemplación.

Pero lo más extraordinario de mi estancia en Bombay no me ocurrió entre sus propios muros, sino que tuvo lugar en mis exploraciones de sus alrededores. Tras seguir unos misteriosos senderos, alcancé unas escalinatas tras las que se levanta sin duda una de las maravillas del mundo conocido: el Taj Mahal. (El misterio de estos senderos radica en que su trazado debe formar algún tipo de bucle espacio-tiempo, teniendo en cuenta que Bombay está a una distancia de Agra, donde se levanta este prodigio, de 1.204 Km, y mi paseo duró tan solo unos minutos!!!)

Cuando, con paso trémulo comencé a subir las escaleras absorto en la contemplación de tales maravillas, fuí atacado por unos viejos conocidos. Como en casi todos los lugares de interés arqueológico de este planeta, los secuaces de la maldita hermandad de los saqueadores de tumbas acechan para asegurarse el ser los únicos que accedan a los tesoros que en ellos se ocultan. Afortunadamente, tuve el placer de conocer a un subdito Noruego, R. Christensen, que, hallándose en mis mismas circunstancias, me brindó su ayuda para batirnos, hombro con hombro contra aquellas alimañas carroñeras.

El combate, sin cuartel, fué extenuante para ambos. Pero la fortuna sonrie a los que perseveran, y uno a uno, todos los atacantes fueron cayendo bajo el mortífero filo de nuestros sables. Entonces, libres ya del acoso de aquellos salteadores, ascendimos por fin hasta el mausoleo y contemplamos frente a frente su grandeza.

R. Christensen, osado donde los haya, decidió adentrarse en su interior haciendo caso omiso de mis advertencias, arrastrado a aquellos peligros por la curiosidad que le devoraba implacable. Fué la última vez que nos vimos. Aún le recuerdo, sonriente, adentrándose en el interior de aquel bello edificio, corriendo a toda velocidad para evitar el ataque de aquello que le pudiera acechar en sus entrañas.

En cuanto a mi, os puedo jurar que no conseguí seguirle. Nada más perderlo de vista, de entre los jardines que nos rodeaban, surgió un espectro de sanguinario aspecto que me persiguió implacable obligandome a abandonar aquellos parajes, y a mi recien conocido compañero. Aún me tiemblan las piernas cuando recuerdo aquellos ojos rojos, los harapos que envolvían cual sudario sus inexistentes miembros, y el odio que le parecía impulsar inexorablemente hacia mi persona...

(Esta fué la última etapa de mi viaje a las Indias. Tras esta aventura, tanto mis hombres como yo decidimos que era hora de retornar a nuestro hogar y disfrutar de un merecido descanso, con la única excepción de mi contramaestre, que eligió quedarse en Bombay hechizado por los negros y exóticos ojos de una joven hindú. Por lo que, tras aprovisionarnos convenientemente, ordene fijar el rumbo al oeste, de vuelta a nuestra lejana y añorada patria, llevando con nosotros el recuerdo de aquellas maravillas. Y el deseo en nuestros corazones de volver algún día a surcar aquellas aguas, e incluso más allá...)

lunes, 28 de mayo de 2007

Arabia. (Expedición a las Indias 3.)

Nuestra primera imágen de la misteriosa Arabia la tuvimos en el bullicioso puerto de Muscat. La proa de la Mota Negra surcaba las cálidas aguas del golfo de Omán, cuando la silueta de las torres y minaretes de esta ciudad surgieron definiendose en el horizonte, atrayéndonos acogedoramente a recalar a su amparo. Son estas tierras aridas e inhospitas, que contrastan con la calidez de sus gentes, abiertas al intercambio de impresiones y conocimientos con aquellos extranjeros que los visitan.


Tras aprovisionarnos en Muscat, cruzamos el Golfo Pérsico sin otra incidencia que algún que otro encuentro con piratas naturales de la zona, encuentro que, modestamente, resultó de más provecho para este servidor de vuesas mercedes que para los desafortunados asaltantes, que debieron pensarlo mejor antes que enfrentarse a mis cañones.



Y por fin, Basora. Mucho habiamos oido hablar de esta ciudad, lugar de nacimiento del famoso Simbad, y de la que se cuentan mil y una maravillas. No me extenderé sin embargo en los prodigios de esta, ya que desgraciadamente el itinerario de mi viaje me impidió permanecer en ella el tiempo necesario para explorar sus misterios. Solo os hablaré de los extraños seres que pueblan sus arrabales. Seres diminutos, de extraño y sobrecogedor aspecto y mortiferos atacantes, que muy pocos han visto y vuelto para contarlo. Muchos dudan de su misma existencia, pero puedo aseguraros que es cierta, y que solo los más valientes, o los locos y suicidas, se atreven a adentrarse en estos territorios y enfrentarse a ellos.



Y para afirmar la realidad de mis palabras, aporto esta prueba que conseguí de un osado habitante de Basora, en el zoco de esta ciudad. Aunque la imágen no es muy buena, espero que sirva para que los estudiosos de estos fenómenos puedan ayudarnos a esclarecer la naturaleza de estos seres, prodigio de las fuerzas ocultas de la naturaleza.

sábado, 26 de mayo de 2007

Misterios de Oriente. (Expedicion a las Indias segunda parte)

Al amanecer del cuarto día de nuestra estancia en Ciudad El Cabo, levamos anclas con las energías renovadas y el pensamiento puesto en los exóticos lugares que visitaríamos en nuestras próximas escalas.


Ascendímos siguiendo la costa oriental del continente africano, y tras una escala técnica en Mozambique continuamos nuestra travesía hasta recalar, a las puertas del Mar Rojo, en el puerto de la ciudad de Aden. Este importante enclave marítimo, goza no solo de una inmejorable ubicación estrategica, sino que además está enclavado en un paraje natural de una exquisita belleza. Por ello, tengo que reconocer que la visita a este lugar hizo nacer en mi persona un sano (¡???) sentimiento de envidia hacia el guild Sanctuary, que tiene como base este puerto, como pude comprobar por el estupendo monumento que coronaba la plaza central de la población.



Antes de continuar nuestro viaje, mis hombres y yo tuvimos ocasión de contemplar asombrados los misteriosos restos de la sirena de Aden, sin saber por aquel entonces que éste solo sería el primero de la serie de inexplicables hechos que estabamos a punto de experimentar en aquellos mágicos y sobrenaturales territorios.

domingo, 20 de mayo de 2007

Expedición a las Indias (1).

No puedo explicar qué es lo que me ha impulsado a emprender tan arriesgado viaje. Tal vez sea el afán de nuevos descubrimientos, la busqueda de las increibles riquezas de las que hablan otros navegantes, o la curiosidad por comprobar la realidad de las extrañas criaturas que dicen que pueblan aquellas costas. ¿Quién no ha oido hablar de los peligrosos goblins de las junglas de Basora, o de las Sirenas y Espectros que dicen que habitan en los alrededores de Bombay?

Sea por lo que fuere, lo cierto es que, tras preparar convenientemente mi embarcación y reclutar una tripulación de valientes dispuestos a seguirme hasta el fin del mundo (siempre que no deje de abonarles una buena cantidad de piezas de a ocho para despilfarrar en toda mugrosa taberna que encuentran, malditas sanguijuelas!), levamos las anclas de mi Mota Negra y puse rumbo a lo desconocido.

Siguiendo los pasos de aquellos intrépidos navegantes como Bartolomeu Dias y Vasco de Gama, dejamos atrás nuestro amado estrecho de Gibraltar, y seguimos la costa africana costeando siempre con rumbo sur. Nuestras velas, enchidas por los cálidos vientos de aquellas latitudes pronto nos condujeron a las Islas Canarias, donde hicimos nuestra primera escala. Dakar, Accra y Luanda fueron las siguientes poblaciones que aparecieron ante nuestra proa. Exóticos destinos donde pudimos comprobar la existencia de mercados con valiosas mercancías que sin duda nos harán recalar de nuevo en el futuro con propositos comerciales.


De nuevo al sur. La costa africana desfilaba ante nuestros ojos, hermosa e impasible ante la fatiga que cada vez castigaba más y más a mi tripulación. Y por fin, en una noche clara en la que la luna iluminaba como un faro las aguas desconocidas, surgió ante nuestros ojos cuando menos lo esperábamos el ansiado Cabo de Buena Esperanza. No tengo palabras para relatar el júbilo con que dicho acontecimiento fue celebrado a bordo, y como las voces de mi tripulación resonaban en aquellos australes acantilados, entonando canciones de alabanza a su lejana patria.

Como recompensa a tamaña proeza, y a fin de lograr el merecido descanso que todos necesitabamos, pusimos rumbo a ciudad El Cabo, donde atracamos y concedí unos días de permiso a mis tripulantes, a los que ví desaparecer uno tras otro en las puerta de la taberna, en busca sin duda de nuevos conocimientos acerca de los usos y costumbres de la zona, como es su obligación de insaciables descubridores.

lunes, 14 de mayo de 2007

Astarté

Los negocios van, nunca mejor dicho, viento en popa. Y por ello, he decidido invertir los beneficios obtenidos en mis viajes de estas últimas semanas en ampliar mi flota, adquiriendo una nueva embarcación que me permita explotar de un modo más amplio las oportunidades comerciales que vayan surgiendo.

Así que, aprovechando mi última estancia en Estambul he adquirido esta preciosidad, a la que he llamado Astarté, en honor al pueblo fenicio que en la antiguedad dominó estas aguas y con la esperanza de conseguir mediante su mención algo de la habilidad que les caracterizó como comerciantes.



Pero que no os engañe su inocente aspecto. Unos retoques antes de partir en los astilleros y unas oportunas modificaciones en su armamento, la hacen temible para aquellos piratas que osen intentar abordarla, como ya han podido comprobar algunas de esas alimañas de las costas de Creta!

miércoles, 9 de mayo de 2007

Tomb Raiders


No, este post no trata sobre Lara Croft, aunque el escenario sobre el que trata sí que fué el lugar de una de sus aventuras. Y es que no podéis perderos la visita a la meseta de Giza, y descubrir los secretos que guarda la Esfinge así como maravillaros de la contemplación de las tres pirámides, maravillas del mundo antiguo.

Si os dejan. Y esto es, porque alrededor de todas estas maravillas, pululan una pandilla de desalmados saqueadores de tumbas -tomb raiders, para los anglos -, armados hasta los dientes y con los que habréis de veroslas si queréis salvar el pellejo.


Afortunadamente, mi última visita a este lugar no la realicé solo, sino en la muy honorable y excelente compañía de A_Lady, chevalier del Guild de Shinigamis (que aunque sean aliados del propio, tienen un nombre bien raro), y que aprovecho para homenajear modestamente desde estas letras. No solo me permitió disfrutar de su compañía durante esta aventura egipcia, sino que tuve ocasión de disfrutar viendo como se batía con cuatro o cinco de estos tomb raiders, para desgracia de ellos y a mayor gloria de tan aguerrida dama.


En cuando a un servidor, ocasión tuve de demostrar mi destreza en el uso del sable, si bién hube de abandonar precipitadamente el encuentro, al ser perseguido por dos sujetos armados con pistolas que se empeñaban en agujerear mi por entonces maltrecho cuerpo... Para otra ocasión queda el visitar el interior de la piramide de Keops, reino de Anubis y de su ejercito de momias...brrr que miedo.

viernes, 4 de mayo de 2007

Batalla en las costas de Creta.

Resulta un hecho harto conocido por todas las gentes de la mar, que las islas de nuestro amado "Mare Nostrum" son refugio habitual de algunos de los más temidos y peligrosos piratas de todo el orbe. Pero ello no basta para alejar a nuestros inquietos espíritus, ávidos de aventura, de explorar sus afamadas costas y fustigar - en la medida de nuestras fuerzas - a esa plaga desecho de la humanidad.


Tal es así, que en la noche de ayer no pude evitar, tras pertrecharme para la ocasión en el puerto de Atenas, poner proa a la Isla de Creta para enfrentarme sin dilación a aquellos malditos que la frecuentan. Y cuando el sol se alzó triunfante en el horizonte, aún ardían sin cesar las mechas de mis diez cañones por banda ( en homenaje a Espronceda, y por que es el máximo que de momento me permite mi Mota Negra)repartiendo por babor y estribor su carga de plomo y destrucción.


Y además de la emoción del combate, y de la satisfacción de arrojar a esos demonios a las profundidades de las que proceden, a base de un mínimo (o no tan mínimo, más vale que os aprovisionéis convenientemente antes de imitarme) gasto de munición y de un buen número de arriesgados virajes a sotavento y barlovento, conseguí subir en un tiempo record mis skills en lo relativo al combate naval y sus afines; armamento, maniobras, etc...


Cuando ya me retiraba, escaso de munición y en busca de un puerto seguro en el que buscar cobijo, aparecio en el horizonte una nave que, reconociendome, me saludó a voz en grito: ¡Por fin te encuentro Lamota! Gracias a tu blog (este mismo que lees ahora sí señor, sniff) me encuentro en estas aguas!!! No tengo que decir la emoción que para un bloggero recien estrenado como yo, causó un saludo semejante. Un saludo desde aquí a Gallego y a su Estrella de Galicia, intrépido capitán donde los haya y al que auguro una impecable carrera de triunfos y riquezas en el VCO!!!

martes, 1 de mayo de 2007

Estambul.

Tras la tormenta del otro día y aprovechando que tenía que cerrar unos asuntos en el Bósforo, he decidido quedarme unos días en la bellísima ciudad de Estambul, y de paso subir mis skills en las muy nobles y trabajosas faenas de la minería, la tala de árboles, fundición y trabajos navales. Y es que esta ciudad tiene la ventaja de tener muy cerca las fuentes de ambas materias primas, mineral y madera, y dichos trabajos resultan por ello mucho más llevaderos.



Además, este breve descanso me ha permitido reparar totalmente mi barco, que vuelve a estar flamante, y deseando izar sus velas en busca de nuevas aventuras... ¡¡¡Temblad malditos, la Mota Negra vuelve al ataque!!!

sábado, 28 de abril de 2007

Tormenta frente a Beirut.

Hacía tiempo que no me sorprendía una tormenta como esta en alta mar. Y casi había olvidado la emoción que supone el enfrentarse a esas olas embravecidas, que como montañas dotadas de diabólica inteligencia, intentan atraparte para arrastrarte con ellas a las mísmisimas fosas del infierno!



Así que ya sabéis, arriad vuestras velas, sujetad con fuerza el timón, y disfrutad del placer que supone el enfrentaros a la furia de los elementos!!!

viernes, 27 de abril de 2007

lunes, 16 de abril de 2007

Turismo en el Voyage Century.

Si es que no todo va a ser trabajar, mercadear y hundir barcos... (que cansado no?) hasta en la realidad virtual hacen falta unas vacaciones de cuando en cuando. En solitario, o con los amigos, que para eso están. Que nos demos de cañonazos hasta que nos salgan por la cofa cuando nos encontramos en alta mar, no quita para que de cuando en cuando, nos vayamos a visitar monumentos, o a visitar a la Queen de los ingleses, que con eso de que sale en las revistas del corazón, digo yo que igual conseguimos un dinerito por su autógrafo... o por la instantanea que le tomamos en plan paparazzi, que no se crean vuesas mercedes que es facil, con el cuerpo de guardia que tiene their gracious queen...

En fin, que nos lo pasamos en grande con la tecla "imp pant" como resultan buena prueba de ello no solo las instantaneas que adjunto, sino tambien los enlaces a otros blogs de colegas que podeis encontrar en el apartado que hoy estreno al márgen titulado "Otros hermanos de la costa."

viernes, 13 de abril de 2007

No solo en la mar vive el hombre...

Pues sí, las aventuras en tierra también pueden ser tan fructiferas o más que las marinas, contando con una variedad increible de misiones y negocios que pueden emprenderse fuera del barco.

Ya mencioné en mi primer post la posibilidada de dedicarse a la minería, la tala de árboles o la siembra como ejemplos de la variedad de tareas que pueden emprenderse. Y además de los oficios "por cuenta propia" están aquellos que resultan de cumplir las encomiendas que nos hacen los pnjs (personajes no jugadores). Y como muestra un botón de una muy rentable aventura llevada a cabo por un servidor hace dos días.

En cierta ciudad de influencia otomana (no dire cual es para no ponerlo demasiado facil y que pierda gracias) encontré a una desconsolada joven de nombre Bera que había sido rescatada por un apuesto caballero de una pandilla de desalmados. El caballero en cuestión, aparte de enamorar a la jovencita, dejó caer en pleno acto del rescate una joya que Bera nos prestará si prometemos ayudarla a localizar a su amor.

Tras recorrer algunas otras ciudades de idéntica influencia, más por casualidad que por otra cosa, empecé a encontrar otros pnjs que sabían algo del tema (una vez aceptada la misión, puedes reconocer a estos por una exclamación sobre su cabeza... si estás en la ciudad indicada) Así, preguntando preguntando, localicé al noble propietario de la joya (del puño de su espada había caido nada menos) que en agradecimiento escribió una carta a la joven Bera. De vuelta a Bera, entregué la carta, y esta tras dudar si contestar o no a su amor (las diferencias sociales no perdonan ni entre el mundo de los pnjs) por fin se decide a darme otra misiva que, presto, vuelvo a llevar al afortunado noble.

Por fin, y tras haber prestado todos los anteriores servicios sin recompensa alguna, (ya creía que me había fichado carteros sin fronteras!) el noble principe recuerda que no me dió las gracias en la primera ocasión, y se deja caer con ¡¡¡100.000 monedas de plata!!! (para algo es principe, el colega!)


Moraleja: bien está lo que bien acaba, y quién a buen pnj se arrima, buena sombra le cobija. O algo así.

miércoles, 11 de abril de 2007

El comienzo.

Aunque llevo ya algo más de una semana navegando arriba y abajo, procuraré hacer un breve resumen de como ha sido la primera singladura de "La Mota Negra".

Partí del puerto de Atenas, donde tuve a bien enrolarme para mis primeras misiones en el gremio de los exploradores y pertrecharme por tanto de un barco adaptado a estos menesteres. esta embarcación, que podéis contemplar en su estado actual al márgen, es una balandra de dos mástiles, pequeño pero agil y rápido, y viene "de serie" armado con dos cañones para defenderse de los malos. Debeis saber que todas estas características, así como las del propio patrón que la gobierna (o sea, yo mismo) van mejorando conforme se van utilizando, mejorando más rapidamente las propias de su especialidad (en mi caso las correspondientes a la exploración), pero sin que esto te limite para aceptar misiones de otros tipos y desarrollar tambien capacidades distintas a las citadas.

Muchas fueron en principio las leguas navegadas, en principio en el mediterraneo, y despúes, más allá de las columnas de Hércules, hasta llegar hasta lugares tan lejanos como Islandia y las costas Noruegas. Las misiones de descubrimientos al principio son duras, ya que la inexperiencia hace necesario gastar muchos recursos tanto humanos como de viveres, de los que no se dispone, así como tampoco dinero con que financiarlos.


Por ello, y si bien las fuentes de ingresos pueden ser múltiples, opté por realizar misiones de escolta encomendadas por los mercaderes de diversos puertos (traders) que te proporcionan cantidades entre 1500 y 2000 monedas de plata por cada viaje, y que en estos momentos iniciales te vienen pero que muy bien.

Otra fuente fabulosa de recursos inicialmente, aunque quizás algo menos digna, son los naufragios ajenos. Las leyes del mar son muy explícitas al respecto. Lo que se encuentra en él no tiene dueño, y por lo tanto pertenece al descubridor. Los restos de batallas y naufragios suelen contener sorpresas muy agradables, sobre todo cuando uno va apuradillo de fondos, y con su venta (o directamente con el dinero encontrado) se va haciendo uno de unos ahorrillos que vendrán estupendamente más adelante.

Después de pasar unos días recorriendo mundo, y de vuelta a las cálidas aguas del Mediterraneo, tuve un desafortunado encuantro (sin querer, fue sin querer...) con un mercante procedente de Madeira. Voto a brios que apenas si mis balan lo rozaron - demasiado rápido que iba el muy canalla - y que no obtuve beneficio alguno del encuentro. Pero esto debió sentar fatal a la corona Portuguesa, ya que sus fragatas insisten desde entonces en cañonearme cada vez que me las cruzo. No hay que decir que, dado el tamaño de estas embarcaciones y el calibre de sus cañones - de sus muchos cañones - procuro desde entonces no acercarme a sus rutas comerciales, por si acaso.



Pero como no hay mal que por bien no venga, esto sirvió para que me centrara más en los puertos de nuestro querido Mare Nostrum, lo que descubrí resulta mucho más recomendable para un marino recien extrenado, como es mi caso. Pero creo que sobre esto ya os hablaré mañana, ya que si no creo que corro el riesgo de aburrir a vuesas mercedes, que suficiente me aguantaron ya por hoy...

martes, 10 de abril de 2007

¡Saludos, marineros de agua dulce!

Bienvenidos a esta bitácora, diario de a bordo de la embarcación más intrépida que surca los mares del Voyage Century Online, la mejor aventura multijugador sobre barcos y cosas de la mar que existe actualmente en esta red de redes.


Desde estas páginas pretendo reflejar mis vivencias en este estupendo juego, y servir un poco de enlace y marco en castellano para intercambiar conocimientos y vivencias entre los jugadores que nos aventuramos en él.

Y a los que no lo conocéis y os gustan los temas piratescos y marítimos, animaros a probarlo lo antes posible. No solo es gratis (lo que a los piratas como yo ya de por si nos gusta bastante!) sino que puedo deciros que sus posibilidades son múltiples, siendo el primer mmorpg que juego (y humildemente son ya bastantes a los que he jugado o probado...) en el que no es necesario forzosamente matar y matar bichejos para poder subir de niveles, ya que tiene un sistema muy complejo de experiencia en función de a lo que te dediques.

Desde el comercio, la pesca, la fabricación de vestimentas o armas... son muchos los campos en los que puedes especializarte, sin olvidar por supuesto el manejo de la espada y los abordajes, que dan su pizca de picante al juego. La exploración y los descubrimientos, las batallas navales y conquista de ciudades, guerras entre clanes y un complejo sistema de relaciones entre paises... poco a poco, y basado en mi propia experiencia, espero poderos acercar algo de lo que este increible juego nos ofrece.


De momento, solo invitaros a encontrarnos en alta mar. En el servidor Magallanes, y a bordo de mi barco, La Mota Negra, os espero a todos los que oséis aceptar tamaño desafío.